Una ‘Passivhaus’ cumple unos conceptos específicos de construcción que consiguen ahorrar entre un 70 y un 90% el consumo energético.
Lograr una temperatura perfecta dentro de casa sin pagar mucho dinero a la compañía de la luz, o del gas es un quebradero de cabeza para muchas familias. Que estar calientes en invierno o frescos en verano nos suponga grandes facturas es, en muchos casos, culpa de la misma casa. Pero existen construcciones que mejoran la eficiencia energética y reducen el consumo de energía sin renunciar a nuestras necesidades básicas. Este es el caso de las casas pasivas o passivhaus.
Estas construcciones son edificios pensados para aprovechar al máximo la luz y la radiación solar, con un altísimo aislamiento y una renovación del aire a través de un sistema de ventilación con un recuperador de calor. Se trata de un tipo de vivienda creada para mantener las condiciones atmosféricas ideales en su interior. El Instituto Passivhaus, de Alemania, es uno de los que concede este exigente certificado de eficiencia energética que sólo tienen 32.000 edificios en el mundo.
Según el Instituto Passivhaus la casa pasiva consumo un 90 por ciento menos de energía en comparación con una casa ya construida y un 75 por ciento menos que una casa de obra nueva, tomando como referencia los estándares europeos.
El concepto de casa pasiva nació en los años 90 de la mano de un grupo de arquitectos alemanes y suecos. Como explica la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), se trata en realidad de un modo de construir, una serie de normas energéticas que se pueden aplicar a cualquier construcción.
El estándar Passivhaus Igual que la certificación ecológica de productos alimentarios, el Passivhaus define una serie de criterios ecológicos cuya puntuación debe sumar un factor mínimo para poder obtener la certificación.
Estos criterios son: súper aislamiento en paredes, suelos y cubierta, orientación de la casa para aprovechar la radiación del sol y la ventilación mediante un recuperador de calor, ventilación cruzada durante el verano, eliminación de puentes térmicos, estanqueidad de la edificación, y finalmente puertas y ventanas de alta precisión.
Hoy en día el certificado Passivhaus, incluye criterios especiales para cada clima, así en un clima mediterráneo, se tendrá en cuenta la mayor incidencia de sol y las menores variaciones de temperatura entre día y noche, en verano, sin embargo, será necesario un control más estricto de la incidencia solar para evitar el sobrecalentamiento de la vivienda.
En un clima como el nuestro una de estas casas consigue ahorros del orden del 90% en comparación con el gasto de energía de una vivienda convencional. En climas más fríos una casa pasiva funciona como una tetera. Su interior es tan hermético que no deja escapar prácticamente nada del calor que se genera, por ello, con muy poca energía podemos calentar toda la vivienda.
El calor interior se mantiene gracias a un sistema de ventilación mecánica que efectúa la renovación de aire del exterior de forma súper eficiente.
Fuente: http://www.tusmetros.com
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